EL SER HUMANO COMO UNA UNIDAD BIOPSICOSOCIAL
Quizá la definición más conocida y usual de hombre es la del filosofo griego Aristóteles, la cual dice: “el hombre es un animal racional”, definición que resulta muy ilustrativa porque alude la doble naturaleza humana, por un lado, el hombre es un animal biológico con necesidades de supervivencia, que se conduce primitivamente por los impulsos derivados del instinto y que se expresan en los actos que realizamos para conservar la vida y la salud corporal, por otro lado, como producto de la evolución y de una muy compleja organización de la materia (el cerebro humano), de la existencia biológica ha ido emergido, en un largo proceso de perfeccionamiento, el ser racional, la conciencia de las cosas, que es la que le otorga al individuo la dimensión propiamente humana y espiritual.
Esta combinación de existencia biológica y ser espiritual le confiere al individuo un doble tipo de necesidades, debe atender su alimentación, descanso, reproducción, etc. Que son las primeras que reclaman su atención y las primeras que deben satisfacerse, ya que “hay que advertir que, para poder filosofar, es necesario que la formación espiritual de un pueblo haya alcanzado un cierto grado de desarrollo. Solo después de haber cubierto sus necesidades elementales de la vida, se ha empezado a filosofar” dice Aristóteles en su metafísica, esto nos indica que cuando la necesidad biológica no se encuentra satisfecha, difícilmente puede el sujeto concentrarse en cavilaciones para determinar cuál es su misión en el mundo o dedicarse a escribir su propia historia y la de la humanidad.
Pero para su gran fortuna, después de satisfecha la parte biológica, con él estomago lleno y la confianza de que habrá alimento para el día siguiente, el hombre reposa momentáneamente para luego preguntarse: ¿De dónde vengo ¿quién soy? ¿Hacia dónde me dirijo? Y la necesidad de tener respuestas convincentes lo deciden a buscar para encontrarle razón y propósito a su existencia, a partir de aquí, adoptara una conducta congruente con las respuestas que hayan satisfecho esta necesidad racional.
Tenemos que el hombre tiene inicialmente dos grandes dimensiones en las que se desenvuelve y actúa: la biológica y la racional igualmente, algunas de las preguntas representan una mezcla de estos dos aspectos, como por ejemplo cuando se pregunta ¿porque debo comer esto? Y en el intento de satisfacer una necesidad primaria como es la de comer se le busca una explicación que justifique racionalmente el hecho de ser precisamente determinada comida la que debe ser ingerida.
A lo anterior se suma un tercer aspecto de importancia equivalente: la necesidad de la socialización. Tan importante resulta este tercer aspecto de la vida que una definición alternativa a la ya citada de Aristóteles es la que dice “el hombre es un animal social” poniendo de relieve que lo que distingue a la especie humana de las del resto del reino animal es precisamente la asociación de los individuos, ¿por qué se asocian? Se dice al respecto que la causa principal radica en la necesidad de dividir el trabajo y de esta manera reducir el esfuerzo que le costaría a un solo individuo conseguir un fin determinado, un producto. Pero al margen de las interesantes afirmaciones de los historiadores y antropólogos, lo cierto es que desde hace un tiempo largo e indeterminado, el hombre no puede concebirse aislado de un contexto social, la importancia de la socialización es determinante en la vida y los pensamientos de las personas. Carl Marx dice en su celebrisima introducción a la obra contribución a la crítica de la economía política, “ mi investigación desemboca en el resultado de que tanto las condiciones jurídicas como las formas políticas no podrían comprenderse por sí mismas ni a partir de lo que ha dado en llamarse el desarrollo general del espíritu humano, sino que, por el contrario, radican en las condiciones materiales de vida, por lo que era menester buscar la anatomía de la sociedad civil en la economía política. El resultado general que obtuve y que, una vez obtenido sirvió de hilo conductor de mis estudios puede formularse brevemente de la siguiente manera. En la producción social de su existencia, los hombres establecen determinadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a un determinado estado evolutivo de sus fuerzas productivas materiales. El modo de producción de la vida material determina el proceso social político e intelectual de la vida en general. No es coincidencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, es su existencia social lo que determina se conciencia.” Esto indica que la organización social, las reglas que debemos respetar para una convivencia provechosa (el derecho), así como las formas de participación de los miembros de la sociedad en la conducción de esta (la política) están determinadas por el avance que la propia sociedad haya alcanzado en los recursos productivos, la tecnología y las formas en que se asocian y organizan para producir.
Por todo lo anterior, resulta claro que el hombre es un ser biopsicosocial que tiene integradas en su persona tres grandes dimensiones la biológica, la psicológica y la social, dimensiones que están estrechamente ligadas y son las partes entre las que el individuo debe distribuir su atención para desarrollarse armónicamente.
HOMBRE – NATURALEZA
El hombre, como ser vivo forma parte de la naturaleza y con su sola existencia física que implica el respirar, comer, etc., transforma en forma inconsciente el escenario natural de su existencia, su hábitat, pero hemos visto que el individuo no se limita a existir, busca ser y realizar sus aspiraciones racionales a través de sus obras, con el barro hace ladrillos, con los ladrillos hace paredes, con estas hace casa, pirámides, y catedrales para honrar a sus dioses con una morada digna, esto significa que los recursos a su disposición no permanecen por mucho inmóviles, el hombre ejerce una influencia consciente sobre estos recursos para transformarlos y adaptarlos cada vez mejor a la satisfacción de sus necesidades, de esta manera, la evolución resultante de aquello que cada generación le hereda a la siguiente nos ha permitido subir la empinada cuesta del reino animal para convertirnos en la especie más evolucionada de todas, en esta evolución cada fase y cada época representan un peldaño ascendido en la que cada generación se basa para proseguir y dejar la escalera evolutiva con un peldaño arriba.
En su obra “el papel del trabajo en la transformación del mono en hombre” Federico Engels habla del largo periodo que hubo que transcurrir para que la mano del hombre tomara la forma que actualmente tiene y de la manera en que el trabajo fue haciendo de la mano un medio para demostrar las destrezas y habilidades adquiridas, textualmente dice: “Únicamente por el trabajo, por la adaptación a nuevas funciones, por la transmisión hereditaria del perfeccionamiento especial así adquirido por los músculos, los ligamentos y en un periodo más largo, también por los huesos, y por la aplicación siempre renovada de estas habilidades heredadas a funciones nuevas y cada vez más complejas ha sido como la mano del hombre ha alcanzado el grado de perfección que la ha hecho capaz de dar vida como por arte de magia, a los cuadros de Rafael, las estatuas de Thorwaldsen y a la música de Paganini”. Con esto nos explica que hay una estrecha relación entre el hombre y la naturaleza, una relación dialéctica porque al tiempo en que el hombre transforma la naturaleza para obtener de ella los satisfactores que le permitan sobrevivir en primer lugar y vivir con comodidad en segundo lugar, se transforma el mismo, el hombre se construye así mismo a través del trabajo que realiza para satisfacer sus necesidades. El trabajo es la fuente del perfeccionamiento humano. Continuando con la obra de Engels nos dice: “ El consumo de carne en la alimentación significa dos nuevos avances de importancia decisiva: el uso del fuego y la domesticación de animales. El primero redujo mas el proceso de la digestión el segundo multiplico las reservas de carne. El hombre había aprendido a comer todo lo comestible, aprendió también a vivir en cualquier clima y se extendió por toda la tierra siendo el único animal capaz de hacerlo por su propia iniciativa. El trabajo mismo de diversificaba y perfeccionaba de generación en generación, a la caza y a la ganadería vino a sumársele la agricultura y más tarde el hilado y el tejido, el trabajo de los metales, la alfarería y la navegación. Al lado de los comercios y de los oficios aparecieron, finalmente, las artes y las ciencias; de las tribus salieron las naciones y los estados. Se desarrollaron el derecho y la política y con ellos el reflejo fantástico de las cosas humanas en el cerebro del hombre: la religión”.
De manera que el hombre ha sido, en principio, producto de la naturaleza igual que lo han sido todo el conjunto de las especies, pero a través de un largo y lento proceso, nuestra especie ha ido evolucionando para transformar su hábitat. Estableciendo de esta manera una relación cada vez más estrecha entre el hombre y la naturaleza. Los recursos naturales, abundantes o limitados, son un importante elemento que marca las posibilidades de lo que podemos y no podemos hacer, pero el trabajo del hombre es fundamental para transformarlos y hacerlos útiles en la satisfacción de las necesidades, es decir, hace útiles elementos que en su estado natural serian inútiles, esto es, el hombre produce. De ser un producto de la naturaleza, el hombre ha evolucionado hasta ser un sujeto activo de la misma, ya no está sujeto a lo que las fuerzas ciegas de la naturaleza le ofrezcan por obra de la casualidad, al contrario domina estas fuerzas y las emplea en la construcción de obras que propicien una mayor comodidad y bienestar para las personas, elevando de esta manera su calidad de vida. Si comparamos los niveles de bienestar alcanzados en la actualidad con los de los tiempos remotos, veremos que resulta más cómodo habitar una casa cuyos espacios fueron diseñados para el sano desarrollo de cada uno de los miembros de la familia, que las cavernas que habitaron nuestros primitivos antepasados. Cada vez la naturaleza nos sirve mejor.
HOMBRE – SOCIEDAD
El hombre se dio cuenta que existen ciertas empresas que por su tamaño o duración son superiores a sus fuerzas como individuo aislado, también se percato que la división del trabajo multiplicaba el resultado de su esfuerzo, es decir, se producía mas con el mismo esfuerzo si cada uno se dedicaba a desarrollar la actividad en que tuviera mayores aptitudes, habilidades y destrezas, por esta y muchas causas el hombre se asocio, hace un tiempo largo e indeterminado, busco principalmente incrementar las ventajas resultantes de la división del trabajo y la especialización, solo que, como un efecto que convierte en causa y provoca un nuevo efecto, con el tiempo, hubo necesidad de establecer reglas para organizar, tanto la producción como la distribución del producto obtenido ahora con el concurso de múltiples esfuerzos, esto significa que formalmente se creó la sociedad.
Los problemas de la producción y de la distribución se han ido resolviendo en las disposiciones contenidas en las constituciones políticas que representan la ley fundamental de los diferentes países organizados como repúblicas. La constitución política significa precisamente eso, la manera como se constituye, como se organiza políticamente una sociedad, en estas, además de la parte orgánica que es el conjunto de artículos que establecen los requisitos y las formas en que se constituyen los poderes, sus relaciones entre sí, la duración de las personas en los puestos, los requisitos para participar en elecciones etc., también hay un amplio articulado en que se protegen y se garantizan los elevados intereses del ser humano como son: La libertad, la seguridad individual y familiar, la propiedad, etc., y con ella se pretende al esfuerzo conjunto de los ciudadanos una orientación hacia el bien común, la justicia y la seguridad.
Una sociedad es una institución social, es decir, tiene reglas establecidas para impedir que una sola voluntad gobierne y esta voluntad pueda cambiar por capricho del gobernante en turno. Y las sociedades, para desarrollarse, requieren basarse en leyes, que expresen la voluntad general de la población más que la voluntad de una sola o un grupo de personas. Los individuos forman las instituciones y el conjunto de instituciones forman la sociedad general, la nación.
En consecuencia el hombre ha creado la sociedad pero después la sociedad establecida moldea al hombre. Cada uno de nosotros tenemos la necesidad de adaptarnos a las reglas para convivir en un ambiente pacífico y mutuamente provechoso.
En conclusión el hombre es un ser multidimensional con intereses, satisfacciones, preocupaciones, éxitos y fracasos de muy diversa naturaleza, que van desde la alimentación, la vivienda y la conservación de la salud, hasta las emociones, la recreación estética, el sentido de pertenencia a un grupo, el respeto a la vida y a la propiedad, etc., y todas estas dimensiones coexisten integradas en cada uno de nosotros por lo que es de gran importancia establecer un orden jerárquico de prioridades y de esta manera saber cuáles necesidades deben satisfacerse primero, cuales en segundo lugar, etc., solo de esta manera nos haremos protagonistas en nuestra vida y constructores del destino que hayamos elegido. De no ser así, responderemos ante lo urgente más que ante lo importante.
CLASIFICACION DE NECESIDADES
Las necesidades pueden clasificarse en:
Necesidades físicas (biológicas) y psíquicas (racionales.)
Las necesidades físicas son aquellas de origen orgánico, aquellas que se relacionan con la conservación de la vida, la salud de las personas como por ejemplo el hambre, la sed, el frió, el alojamiento, el vestido, etc.,
Las necesidades psíquicas son las que se derivan de los pensamientos, las ideas y la cultura del hombre, por ejemplo, la necesidad de saber, de experimentar las emociones que produce la belleza, la necesidad de cariño, comprensión, justicia, confianza, etc.
BIBLIOGRAFIA
El Desarrollo de la persona
2da.Edición Sandra K. Mitchel Helen L. Bee
Ed. Harla
Explicaciones del Desarrollo Humano
Fernández López Ed. Limusa
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